Felipe Morandé y Cristián Larroulet: Economistas definen los pasos para mejorar competitividad chilena
Educación, innovación, tecnología y fórmulas de negocios son debilidades.
Si la competitividad fuera competencia habría cuatro obstáculos que Chile aún tendría que saltar para poder llegar a la meta: educación, innovación, la forma de hacer negocios y la infraestructura.
En eso coinciden Cristián Larroulet, director ejecutivo del Instituto Libertad y Desarrollo (LyD), y Felipe Morandé, asesor de la Cámara Chilena de la Construcción, quienes expusieron en la clausura de la Semana de la Construcción.
Larroulet comparó la pérdida de competitividad de Chile con los saltos que ha dado Irlanda en el ranking de competitividad del International Institute for Management Development (IMD).
Pero planteó que gracias a la disciplina fiscal y monetaria y a la economía internacional, Chile tiene una gran oportunidad para dar un salto. Y en una coyuntura donde hay presiones por gastarse los recursos ahorrados, dijo que la "regla de oro" son medidas que no dañen la competitividad y no lleven a caídas en el tipo de cambio, por lo que deben ser sólo políticas de oferta agregada. Destacó el anuncio del ministro de Hacienda de incorporar una fórmula en el proyecto de depreciación acelerada que haga permanente la medida para las pequeñas y medianas empresas con ventas de hasta $1.000 millones anuales, lo cual es un incentivo para aumentar la productividad.
Que las empresas estatales transen un 30% en bolsa para que el ojo privado las examine, profundizar la apertura con nueva baja de aranceles aduaneros y flexibilizar el mercado laboral fueron otras de sus propuestas.
"La calidad de la educación es nuestro principal talón de Aquiles", sentenció por su parte Morandé. Pero no se quedó sólo en la crítica.
US$ 60 millones anuales destinados a la importación de profesores de ciencias y matemáticas de habla inglesa y a becas e incentivos a los profesores chilenos para perfeccionamiento en el extranjero fue la propuesta concreta de Morandé. "Un costo muy reducido, considerando los efectos que podría tener sobre la profusión del inglés", señaló.
Desde el punto de vista de la innovación -la segunda gran piedra en el camino para la competitividad chilena-, Morandé propuso utilizar "el grueso de los fondos del royalty" para incrementar los beneficios tributarios para innovación y desarrollo.
Además, el economista llamó a agilizar el patentamiento de inventos que "en Chile puede llegar a tomar cuatro años".
En el campo de los negocios, Morandé sostuvo que en nuestro país la salida de empresas es "cara y lenta".
Las soluciones irían por cambiar la ley de quiebras, reducir los pasivos laborales y "cambiar la intocable legislación laboral y eliminar los grandes bolsones de la burocracia", señaló.
Por último, la falencia en infraestructura tiene su punto de quiebre en el tema energético. "Es muy probable que en el largo plazo debamos avanzar hacia la energía nuclear".
Disyuntiva obsoleta
No todo fue propuestas en la clausura de la Semana de la Construcción. Cristián Larroulet aprovechó la ocasión para lanzar sus dardos al último documento ligado a Chile 21, "La disyuntiva. Una Concertación conservadora o al servicio de la mayoría".
El manifiesto liderado por el senador Carlos Ominami plantea que el Estado debe avanzar a una mayor participación, como en países desarrollados, hasta alcanzar el 30% del PIB.
Pero según Larroulet, esto significaría en materia tributaria impuestos de 30%. "La antítesis del 'milagro irlandés'", modelo propuesto en el seminario como un ejemplo a seguir.
[FUENTE: El Mercurio]
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