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    lunes, 7 de mayo de 2007

    Aysén, la reinvención del salmón

    Luego de la catástrofe, la piscicultura de la región afronta su reconstrucción. Aumentar la infraestructura en lugares apartados, investigar para trabajar en mar abierto y mejorar la relación con el entorno son sus principales desafíos.

    El panorama era desolador. El tsunami del 21 de abril arrasó con buena parte de los 14 centros de cultivo de salmones que existían en la bahía de Aisén, en la XI Región.

    Lo más grave: cuatro trabajadores salmoneros muertos y otros dos desaparecidos.

    Ante la posibilidad de nuevos deslizamientos en los cerros adyacentes, la causa del maremoto, el Gobierno ordenó inmediatamente cerrar toda la producción del fiordo. Una duda se alzó inmediatamente: ¿Sobrevivirá la industria del salmón de la XI Región a esos golpes?

    Para los conocedores del sector, la respuesta es afirmativa. Sin embargo, también hay acuerdo en que no será una tarea fácil. Por el contrario, entre otros desafíos, esta industria - una de las pocas en que Chile es actor dominante a nivel mundial- requiere una fuerte inversión en puertos y caminos para llegar a zonas más apartadas y un desarrollo científico y tecnológico "made in Chile" para cultivar salmones más lejos de la costa.

    DEMANDA INSATISFECHA

    En todo caso, la salmonicultura de la XI Región cuenta con un elemento decisivo a su favor: una fuerte demanda internacional.

    Mientras el consumo mundial de salmón crece a tasas superiores al 10 por ciento anual, la oferta chilena, que el año pasado significó envíos por cerca de US$ 2.200 millones, lo hace a cifras de sólo un dígito.

    "La sensación es dramática. Si no satisfacemos la demanda, otros van a aprovechar la oportunidad", afirma Alberto Montanari, presidente de Invertec, holding que controla la salmonera Invermar.

    Como las zonas con vocación salmonera en la X Región están casi totalmente ocupadas, la XI Región es la zona natural de crecimiento.

    "Un análisis conservador diría que fácilmente se puede duplicar la oferta de salmón chileno si se incorpora todo el potencial de la Región de Aisén", afirma Luis Pichott, gerente de Recursos Marinos de la Fundación Chile.

    URGE MEJORAR LA INFRAESTRUCTURA

    Hasta ahora, el grueso de la producción salmonera se ubica en el archipiélago de Chiloé. De hecho, de las 600 mil toneladas que generó la industria chilena el año pasado, sólo el 10% se ubicó en la Región de Aisén.

    La razón es simple. Las islas de la X Región cuentan con caminos y puertos necesarios para desarrollar el cultivo y procesamiento del salmón.

    Más al sur, poco o nada de ello hay.

    Eso representa un verdadero zapato chino para la industria salmonera chilena, pues en la X Región casi todas las zonas con aptitud salmonera, sea por calidad del agua o velocidad de las corrientes, ya están ocupadas.

    Ampliar la producción implica colocar jaulas de cultivo más al sur, en plena Región de Aisén. En esa zona existen alrededor de 20 mil kilómetros de franja costera y el área afectada por el tsunami equivale a menos del 1% de la región, que está prácticamente inexplorada.

    "Hay mucho espacio para crecer. En la bahía de Aisén había 18 concesiones, mientras que las que están aprobadas o en estudio en la región suman cerca de 600", afirma Víctor Hugo Puchi, presidente de AquaChile.

    Por lo tanto, la necesidad de crecer de la industria, sumada al desastre generado por el mar, se puede transformar en una oportunidad para la Región de Aisén. La necesidad de nuevas locaciones obligaría a explorar nuevos canales, bahías y fiordos y a construir infraestructura que permita llegar hasta ellos.

    Esa ampliación significa, literalmente, meter manos a la obra. Se requiere instalar puertos para que las lanchas que traen los pellets de alimentos puedan desembarcar su carga. Además, se necesitan caminos para enviar los salmones a los centros de procesamiento.

    "Sin embargo, nada de eso sirve si no contamos con tendido eléctrico para hacer funcionar las maquinarias. En ese sentido, estamos en desventaja frente a Noruega, donde el Estado se encargó de generar una base en infraestructura que permitiera que esa industria se desarrollara. Nos hemos reunido con el Ministerio de Obras Públicas y les hemos mencionado nuestras necesidades", advierte Rodrigo Infante, gerente general de SalmonChile, el gremio que agrupa a los empresarios del sector.

    ¿Cuál sería la ventaja para el país de mejorar la infraestructura para los salmoneros de Aisén?

    Gracias a los impuestos extras que podría cobrar por la mayor producción y ventas de las empresas salmoneras, la inversión sería un buen negocio para el Estado.

    MAYOR INVESTIGACIÓN

    En partes casi iguales, Noruega y Chile dominan el mercado del salmón cultivado. Juntos controlan cerca del 90% de la producción mundial.

    Como en pocas ocasiones, las empresas chilenas son líderes en una industria global. A pesar de las ventajas que tiene ser un actor dominante, también se cierne un problema: estar en la punta implica crear constantemente nuevas tecnologías.

    En el caso de Aisén, eso significa desarrollar tecnologías de alimentación, jaulas y mejoramiento genético de peces para trabajar en aguas con mayor movimiento. El "estado del arte" de la ciencia pisícola sólo permite producir al abrigo de bahías o sitios con relativamente pocas corrientes.

    El problema es que las empresas chilenas, de cualquier rubro, no tienen la costumbre de desarrollar investigación. Lo usual es comprar la tecnología afuera.

    Lo complejo para la industria salmonera es que la acuicultura es un rubro muy reciente y son pocos los países productores, por lo que, comparado con rubros como la agricultura, el conocimiento técnico y científico disponible es escaso.

    Sin embargo, en el último tiempo, hay señales positivas. En 2006, Innova, el ejecutor de los proyectos de transferencia de Corfo, aprobó tres consorcios de investigación salmoneros: estudio del agua, genómica y alimentación.

    Fue justamente el de genómica de los salmonídeos el que obtuvo mayores recursos, entre todos los consorcios aprobados por Innova: el Estado puso US$ 5 millones. La contraparte privada, AquaChile, empresa que lidera Víctor Hugo Puchi, aportó una cifra similar. El socio académico es la Universidad de Chile.

    El resultado fue la formación de Aqua Innovo, una empresa que se dedicará a investigar las características genéticas de los peces. Entre sus tareas estará, por ejemplo, determinar la resistencia a enfermedades o la absorción de alimentos de origen vegetal.

    AquaInnovo levantará un laboratorio en Puerto Montt y becará a estudiantes de doctorado. El resultado de las investigaciones será patentado, a la espera de comercializarlo en todo el mundo.

    "Esta es una señal muy poderosa. El aporte de AquaChile demuestra que hay empresas dispuestas a generar conocimiento. Además, como hay poca investigación en el mundo, un proyecto como éste inmediatamente nos coloca en una posición de liderazgo como país", afirma Roberto Neira, profesor de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Chile y jefe científico de AquaInnovo.

    ENFRENTAR LAS CRÍTICAS

    Una tercera tarea salmonera es profundizar la relación con su entorno, tanto a nivel social como económico.

    Hasta ahora, el sector salmonero ha mantenido un muy bajo perfil. Sin embargo, la campanada de alerta la han dado grupos ambientalistas y el propio senador Camilo Escalona al proponer aplicar un royalty a las empresas salmoneras (ver recuadro).

    "No hemos podido transmitir lo que pasa en las plantas. Tenemos estándares laborales y ambientales muy altos. Por ejemplo, los salmones son los 'canarios del mar', se mueren si hay contaminación o patógenos. Si no trabajamos la percepción pública, lo vamos a terminar pagando", afirma Alberto Montanari.

    Un tema importante, en este sentido, es la relación con las comunidades locales. La instalación de jaulas o plantas procesadoras implica una mayor carga para el sistema escolar y hospitalario. Sólo en el caso de Quellón, la población se triplicó desde la llegada de la industria salmonera.

    Queda claro que en cuanto a Responsabilidad Social Empresarial la tarea es inmensa, señala Luis Pichott de Fundación Chile.

    Pero otra relación también es central: el trabajo con los proveedores, pues debido a que se trata de una industria incipiente, todavía algunos conservan un tinte artesanal.

    "Hay que estandarizar la oferta de productos para que el mercado funcione más eficientemente. Así, una empresa puede comprar desde alimentos o repuestos para una jaula en una u otra empresa. Además, es necesario mejorar su gestión. De esa forma, toda la cadena gana en eficiencia", afirma Sergio Maureira, subgerente del área de alimentos de Innova.

    Las cartas están sobre la mesa. Habrá que ver si el salmón de Aisén es capaz de dar el salto.

    PELEA POR EL ROYALTY

    Polémica causó el proyecto del senador Camilo Escalona de aplicar un royalty de entre 0,5 y 5,0%, dependiendo de los volúmenes producidos, a las utilidades de las empresas con concesiones en el borde costero. El objetivo era la industria salmonera. La propuesta se encontró de frente con el rechazo del ministro de Hacienda, Andrés Velasco. Y el tema quedó flotando.

    La respuesta del gremio es tajante. "Esto no es la minería donde hay un recurso natural que se agota, aquí continuamente generamos riqueza", afirma Rodrigo Infante, gerente de SalmonChile.

    Luis Pichott, gerente recursos marinos de la Fundación Chile, a título personal, hace un matiz.

    "Conceptualmente es errado hablar de un royalty que apunta a crear riquezas futuras a partir de pérdidas presentes. Distinto es estudiar el pago por el uso de un recurso natural por un período largo. Eso adoptaría la forma de un impuesto al agua", dice.

    CAMBIOS EN LA PROPIEDAD

    La propiedad de las empresas vive un estado de ebullición. Multiexport saldrá próximamente a la bolsa. En tanto, la familia Gálmez, ex dueña de Almacenes Paris, ingresó como controlador de Acuimag.

    PRODUCTO APETECIDO

    Cualquier empresario querría contar con el "problema" de demanda que tienen las empresas salmoneras: crece mucho más rápido que la oferta.

    A mayor edad, las personas se preocupan más de su salud y aumentan el consumo de productos del mar. "El salmón se consolidó como un producto apetecible. Se le asocia a un producto superior. En ningún restaurante del mundo, que se precie de tal, puede faltar el salmón en el menú", dice Luis Pichott.

    [FUENTE: El Mercurio, Eduardo Moraga]

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