Competitividad de Chile
El reciente mensaje presidencial sólo contuvo dos menciones pasajeras a la competitividad del país.
Sin embargo, era, precisamente, el momento en que cabía esperar directrices significativas en un tema de vital importancia para Chile, pues hace pocos días se conocieron los preocupantes resultados del Índice de Competitividad Mundial que elabora anualmente el International Institute for Management Development (IMD), con la colaboración, en nuestro país, de la Facultad de Economía de la U. de Chile.
Este estudio es serio: tiene una cobertura de 51 países y nueve economías regionales, y el índice resulta de la ponderación de 314 criterios, medidos sobre la base de variables estadísticas, y una encuesta aplicada a cuatro mil ejecutivos de todo el mundo. Este año, Chile bajó en él de la posición 23, que ocupaba en 2006, a la 26.
El desempeño en todas las categorías mostró caídas. Comparativamente, el mejor se registra en el indicador de eficiencia del Gobierno (lugar 16), seguido por eficiencia en los negocios (lugar 21) y el desempeño económico (lugar 28, muy influido por el menor crecimiento económico y el encarecimiento del dólar en nuestra economía). La peor calificación se obtuvo en infraestructura y conocimiento: Chile ocupa el lugar 39, con su mayor distancia respecto de los países desarrollados.
La productividad de las naciones y, por ende, su nivel de desarrollo no se explican por un único factor. Estos índices sintetizan un amplio conjunto de elementos, políticas e instituciones que influyen sobre la productividad actual y futura de las economías, para identificar las ventajas y desventajas comparativas de los países. De allí la aparente paradoja entre la evaluación del Gobierno, que se desempeña en niveles de eficiencia comparables o aun superiores a los países desarrollados, y los resultados de las políticas sectoriales, como la educación. Ocurre así porque los datos considerados al medir la eficiencia gubernamental se relacionan con políticas generales de manejo macroeconómico, fiscal y monetario, y con la imparcialidad de los sistemas impositivos, mas no con los resultados de las políticas sociales y sectoriales. Por tanto, el funcionamiento del Estado es uno de los principales retos pendientes de Chile. De hecho, aplicar las recomendaciones del estudio, tales como mejorar la calidad y eficiencia de la educación y la salud pública, requeriría una profunda modernización del aparato estatal.
Con lo señalado han coincidido, en general, los economistas Cristián Larroulet y Felipe Morandé. A su juicio -aludiendo a los saltos ascendentes que ha dado Irlanda en el mismo ranking del IMD-, si la competitividad fuera una competencia de obstáculos, Chile aún tendría que salvar cuatro para llegar a la meta: educación, innovación, la forma de hacer negocios y la infraestructura.
VER GCR del IMD
[FUENTE: El Mercurio, Editorial]
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