Por primera vez en la historia: "El Inia no está para hacer negocios"
Los científicos deben dedicarse a la investigación y no a buscar recursos para financiarse, señala. Sánchez pondrá énfasis en que la investigación regional se enfoque en las necesidades locales.
Como es de prever, Leopoldo Sánchez, el nuevo director del Instituto de Investigaciones Agropecuarias, prefiere hablar de lo que viene para el Inia y cerrar la página de lo que a nivel del Ministerio de Agricultura se denominó de "desprolijidades". Las mismas que terminaron con la destitución del director anterior, Jorge de la Fuente.
El consejo directivo del organismo ya limpió parte del camino, dejando sin efecto todas las medidas adoptadas por el anterior director. En las próximas semanas el flamante director convocará nuevamente al consejo para que analice las nuevas medidas que le permitirán poner la máquina a funcionar a toda marcha.
Las metas que Sánchez se ha propuesto son claras: "Terminar este año con una institución en la que todos estén tirando el carro para el mismo lado, todos convencidos de lo que estamos haciendo, con los recursos que se nos han asignado y los que estamos produciendo. Todo enfocado a cumplir efectivamente la misión del Inia".
Es prudente ante la consulta de si vendrán cambios profundos.
"Esta institución tiene toda una cultura y uno se pone la soga al cuello si quiere chocar con ella o avasallarla. Por lo tanto, quiero tranquilizar al personal; también generar una política de recursos humanos con mucha participación, y, por último, tratar de conciliar al máximo lo que es la investigación, la ciencia, la tecnología y la transferencia con las políticas de desarrollo regional. Tenemos que ver si cada centro regional le está pegando el palo al gato respecto de lo que necesita la región o los sectores productivos. Y junto a eso, definir cuáles son los proyectos estrella para cada centro regional", indica.
Ante la pregunta ¿cuáles son las medidas más importantes que va a tomar?, Sánchez se para y va a su escritorio desde donde toma un metro de carpintero plegable, regalo de un ex colaborador para que tome bien las medidas. "Espero usarlo bien", señala.
- La burla que se hizo al consejo directivo lo pone en duda como organismo que debe dirigir las grandes decisiones del Inia
- Hubo desprolijidades. Hay que tener un sistema de alerta para detectarlas. En cualquier institución pueden ocurrir, lo importante es tener un sistema que les ponga atajo rápido.
- ¿Qué temas pondrá en la pauta del consejo la primera vez que lo convoque?
- Uno tiene que ver con el patrimonio del Inia, en cuanto a procesos para enajenar algunos bienes prescindibles. De hecho, se necesita una inversión importante a nivel de equipamiento, modernización e infraestructura. Lo otro es informar cómo se recibe esta institución y cuáles son los temas que tiene que ventilar el consejo.
- ¿También el alza del sueldo del director?
- No sé si lo voy a llevar yo o debiera ser una sugerencia del propio consejo. Creo que voy a dejar la segunda opción. Todavía no se cuál es mi sueldo acá. No he querido preocuparme de eso.
- Hay inquietud en el personal por su desarrollo profesional, ¿qué ha recogido de las giras por los centros regionales?
- Que ésta es una institución viva, que tiene grandes profesionales y grandes líneas de trabajo. A donde uno va hay una cantidad impresionante de investigación. Tenemos que preocuparnos de que llegue a los pequeños productores para que no se siga ampliando la brecha con los grandes. También tenemos que avanzar en una política de recursos humanos donde haya una verdadera carrera funcionaria y reglas parejas para situaciones o capacidades similares. Ese es un clamor generalizado.
- También hay críticas respecto de cómo se aborda hoy el tema de conseguir proyectos para tener presupuesto.
- Hay un problema con los plazos de las investigaciones que no sé si voy a ser capaz de solucionar en el tiempo que tenga, pero empeño le voy a poner. De hecho, en Quilamapu, un investigador me señaló que el Inia se ha convertido en un mero contratista de otras instituciones. Esto de concursar por proyectos que no tienen plazos más allá de tres años - cuando, por ejemplo, los frutales empiezan a producir tímidamente al cuarto o sexto año- provoca una exposición al riesgo muy alta. Invertir en proyectos en los que no se ven los resultados en los plazos del proyecto es una cosa que hay que solucionar.
Y está el cortoplacismo, que cuando se trabaja en el ámbito de la ciencia es nefasto y muy perverso. No es sano para un país que quiere salir del subdesarrollo, como Chile, que toda una masa crítica de profesionales, muchos doctorados o técnicos altamente capacitados, tengan que estar peleando por proyectos para tener plata para funcionar. Ellos deberían tener la tranquilidad para pensar y a partir de ese trabajo, a lo mejor, generar ingresos importantes. Pero no estar pensando cómo generar ingresos.
- Para eso piensa basarse en algún modelo extranjero exitoso.
- Tenemos que discutirlo, aunque más que estar copiando está la experiencia de la institución, que viene de 1964. Yo no quiero refundar nada, simplemente reconocer que aquí hay una capacidad intelectual potente y ver cómo ella puede dedicarse a lo suyo y aportar el máximo.
- Pero lo que plantea tiene el peligro de que la investigación se desconecte de las necesidades productivas reales, que es la gran crítica que se le hace hoy al Inia.
- No. Hay instancias de orientar mejor el quehacer investigativo. Por ejemplo, hoy se le dio un impulso fuerte a los consorcios tecnológicos, donde hay toda una suerte de convergencia hacia la confianza entre las universidades, la empresa privada y los institutos de investigación.
Falta de concurso
Frente a su designación sin concurso público, señala: 'Hay un instructivo presidencial de llenar estos cargos por concurso. La idea es haber completado el proceso antes del término del mandato. Ahora, no hay que olvidar que ésta es una institución privada. Y para algunos casos yo mantendría las designaciones directas, porque un gobierno, del signo que sea, tiene un proyecto político y, de repente, no necesariamente la persona que gana un concurso va a estar de acuerdo con ese proyecto. Es más sano que esos cargos sigan siendo de confianza del Gobierno'.
[FUENTE: El Mercurio, Arnaldo Guerra M.]
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