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    viernes, 1 de diciembre de 2006

    Publicaciones: Dos chilenos dan en el clavo con sus experimentos moleculares

    Uno de ellos ayudará a la creación de vacunas contra infecciones y tumores; el otro, abrirá un nuevo mercado en el cultivo de trigo con más proteínas, fierro y zinc.

    Los científicos chilenos Rodrigo Mora y Cristóbal Uauy no se conocen, pero los dos están contentos por un mismo hecho: haber publicado sus avances en la revista "Science", en las ediciones del 17 y 24 de noviembre. Los jóvenes, que aparecen como autores principales, muestran sus trabajos, respectivamente, en el sistema inmunológico y genética de alimentos.

    Ambos están en EE.UU.

    Rodrigo Mora (35), casado dos hijos, termina un posdoctorado en la Universidad de Harvard. Es profesor instructor. Su idea es instalar un laboratorio allí y en la Fundación Ciencias para la Vida, en Chile, donde mantiene su posición de investigador asociado.

    Cristóbal Uauy (28), termina su doctorado en la Universidad de California. Piensa quedarse allá un par de años más, junto a su polola, antes de volver al país. La UC le sigue la pista y, tal vez, lo espere. Todo va bien.

    Educación a distancia

    Rodrigo Mora, médico y doctor en inmunología, está centrado en la mucosa intestinal. Ésta recibe muchos patógenos. ¡Y cómo no!, si es una gran frontera vulnerable del organismo humano con el mundo externo. "Entre sus plieges y microvellosidades tiene una superficie equivalente a una cancha de tenis", indica Rodrigo Mora. Es órgano blanco para los retrovirus que causan las diarreas, una puerta de entrada de la Salmonella typhi (fiebre tifoidea) y hasta el mejor "escondite" para los virus del sida.

    El científico chileno describió cómo policías entrenados se encargan de armar la estrategia defensiva en el sitio del ataque, es decir, la mucosa intestinal. Son las llamadas células dendríticas, que identifican a los enemigos, los presentan a sus equipo de trabajo y les enseñan qué bombas químicas usar. Y no sólo eso. Observó que a los novatos se les revela un secreto: sin ácido retinoico (procedente de la vitamina A) las bombas no funcionan. Sus subordinados, los linfocitos B, migran hacia la mucosa intestinal y, bien informados, producen anticuerpos del tipo inmunoglobulina. Si se "arma la grande", los malos mueren.

    La publicación, realizada en ratones, reveló que son las células dendríticas la que convierten la vitamina A en ácido retinoico. "Hemos descubierto, además, que estos mecanismos son idénticos en el humano, o sea, se que se han conservado por más de 75 millones de años, expresa fascinado Mora. Explica que la investigación tendrá importante eco para diseñar vacunas destinadas a mejorar la respuesta inmunológica de la mucosa intestinal. "Podremos combatir infecciones, incluyendo el sida y tumores", dijo.

    Cristóbal Uauy pasó del laboratorio a una realidad mundial. "Veinte mil niños mueren al día de hambre", señala el inicio del comentario que hace "Science" de su trabajo. Aumentar el valor alimenticio de las cosechas del trigo será un gran paso, continúa el texto. Esto, porque el investigador chileno consiguió granos con 15% más de proteínas, fierro y zinc.

    Grano favorecido

    Este resultado lo obtuvo al identificar un gen ubicado en el cromosoma 6 B del trigo. Y vaya qué puntería. Aún no se elabora el código genético de este cereal. "Es inmenso, un solo cromosoma equivale a todo el genoma del arroz", precisa Cristóbal Uauy, ingeniero agrónomo y "el primero de su promoción", según dijo su madre.

    Además, él y su jefe, el orgulloso Jorge Dubcovsky que lo realza, comprobaron que la presencia de ese gen permite que el trigo madure más rápido. Demostraron su hallazgo "al revés": a un trigo transgénico le anularon copias de ese gen. Lo relevante es que el trigo pertenece a una variedad silvestre abandonada por el hombre. Las variedades cultivadas actualmente tienen el gen desactivado por el proceso de selección que ha seguido nuestra milenaria agricultura.

    Para la aplicación de este avance, bastará el cruzamiento entre el trigo modificado y las variedades domésticas. Por esta vía, simple, los investigadores despiertan al gen perdido y activan sus propiedades más nutritivas. El mismo laboratorio donde trabaja Cristóbal Uauy tiene un consorcio formado con 18 universidades. Éste introducirá la nueva línea de trigo el próximo año en el mercado de EE.UU. y de otros países del mundo.

    Oda al trigo

    Aporta casi una quinta parte de las calorías que consumimos los humanos. Por eso, la nueva variedad, que añade "genes perdidos" que otorgan mayor valor nutricional al cereal, ayudará en las deficiencias de proteínas y micronutrientes esenciales para la vida. "Nuestro trabajo demuestra la importancia de conservar material genético antiguo de la naturaleza", destaca Uauy.

    "SCIENCE" EN 2005, la revista seleccionó el 8% de los 12 mil estudios evaluados.

    [FUENTE: El Mercurio, Lilian Duery]

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