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    martes, 28 de noviembre de 2006

    Investigación – Empresa, Una difícil relación

    La relación entre las entidades generadoras de investigación y los diversos agentes productivos de nuestro país, esta condicionada por la realidad o “forma de hacer las cosas” del Chile del siglo XXI.

    Revisando las visiones de ambos actores involucrados en esta relación, es evidente que ellas están atravesadas por el Sector Público, tercer actor implícito, el que gestiona subsidios a ideas / desarrollos y a la vez demarca las reglas del juego.

    ¿Qué hace que una universidad o instituto de investigación recurra a una empresa para abordar un proyecto de investigación o transferencia tecnológica?

    En general, no es la universidad o instituto de investigación la que en forma conciente y orgánica acude a los sectores productivos para desarrollar sus proyectos, sino más bien son los investigadores pertenecientes a estas instituciones quienes, usualmente se relacionan con empresarios a través de dos vías:

    (i) Como representante institucional para participar en convocatorias de financiamiento a proyectos de investigación, los que según las características de los instrumentos de financiamiento, deben encontrar contraparte privada para presentar sus proyectos. Las diversas ventanillas que el estado abre y cierra desde diversas oficinas y en diversos momentos del año, hacen que los investigadores asuman una actitud de arquero, que debe atajar los concursos y en muy poco tiempo llenar formularios y juntar certificados para lograr financiamiento a sus ideas. La institución a la que pertenece generalmente se entera de esta iniciativa un par de semanas antes del cierre de la ventana. De igual forma, los empresarios NECESARIOS para que el proyecto sea financiado se enteran más tardíamente de lo deseable de estos proyectos, en los que deben participar con aportes valorados o efectivos;
    (ii) Como experto que aborda consultorías específicas que pueden o no ser intermediadas por la institución de investigación que los contiene.

    En ambas instancias la universidad juega un rol secundario en términos de la relación, pues generalmente no define los temas o acciones involucradas en la transacción, generando una asociatividad de bajo nivel con el sector empresarial representado por el agente privado vinculado.

    ¿Qué hace que una empresa recurra a una universidad o instituto de investigación para mejorar sus resultados?

    En general, la empresa detecta los puntos mejorables de sus procesos a través información que fluye desde cualquiera de sus empleados o incluso desde fuera de sus estructura, momento en que se manifiesta una necesidad para abordar un problema, una mejora o una oportunidad. Con este requerimiento busca quien responda de mejor forma a ella, siendo el caso de aquellas solicitudes en que se requieran estudios o tecnología las empresas buscarán a quien responda a su solicitud de mejor forma económica y técnicamente.

    De esta forma las empresas llegan a los generadores de investigación en forma no corporativa, pues no encuentran en las estructuras de universidades o institutos de investigación el lugar donde ellos puedan plantear sus demandas. Muchas veces los seminarios, en que investigadores presenten sus ideas, se convierten en espacios en que la empresa contacta al investigador para abordar el tema de interés.

    Nuevamente la interacción es personal y como personal que es, se configura en relación a las características del investigador, según su cosmovisión desde su área especifica de investigación. De esta forma el investigador decide si responderá al planteamiento de la empresa en forma de consultor privado, independizándose de la institución a la que pertenece, o bien se abandera de su institucionalidad y enfrenta la negociación entre ambos de forma corporativa, sin necesariamente su planteamiento coincida con la política de la universidad o instituto.

    De esta forma la empresa obtiene un servicio específico otorgado por un investigador, servicio que de ser abordado institucionalmente pondrá como elemento de juicio al prestigio de la universidad o instituto, en tanto que de ser abordado en forma personal, ponderará al investigador, que por extensión forma parte de las filas de la institución de la cual depende.

    ¿Qué hace falta para que esta relación se haga fluida?

    Las preguntas anteriormente respondidas muestran claramente las debilidades de la interacción Investigación – Empresa, en la que se observa que las decisiones de esta interacción, depende de relaciones personales entre un investigador y la empresa.

    Se propone como una instancia potenciadora de la eficacia de esta interrelación a una oficina de vinculación y comercialización, que aborde desde la universidad o centro de investigación al sector empresarial que pueda obtener respuestas según sus competencias, infraestructura física y recursos humanos. De esta forma las empresas podrán plantear sus necesidades en esta oficina, la cual deberá manejar tanto los códigos y lenguajes empresariales como los académicos, teniendo conciencia además de los distintos timming en que ambos mundos se desenvuelven.
    Esta oficina deberá tener capacidades en marketing, antena y prospección tecnológica y lo más importante de todo, deberá ser validada como la bisagra que la universidad o instituto tendrá con el mundo productivo.

    [FUENTE: Yo Mismo]

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