La apuesta tecnológica
Transformar a la región de la Araucanía en la principal productora de materias primas vegetales para el salmón. Esa es la apuesta del Centro de Genómica Nutricional Agro–acuícola, dependiente de Inia Carillanca, que investiga, por ejemplo, cómo mejorar plantas como el lino para optimizar su aporte al alimento de los peces.
La salmonicultura es una de las actividades que más invierte en investigación y desarrollo. Según SalmonChile, fueron $42.030 millones entre 1990 y 2006, con un incremento de 75% en menos de 10 años. De ese total, el 61% vino de parte de privados, todo un hito si se considera que el aporte a general no supera el 28%.
¿Qué explica tanta inversión? Fundamentalmente que el tema de los salmones y su alimentación, especialmente aquella que pueda provenir desde la agricultura y la posibilidad formular y desarrollar en Chile compuestos específicos, moviliza a muchos actores.
Es el caso de Inia, Ufro y la Universidad Católica de Temuco, que se unieron para llevar a cabo una iniciativa que contó con el financiamiento del Gobierno Regional de la Araucanía y de Conicyt, además del apoyo de AquaChile, Alitec, Salmonfood, Nutreco Chile y Agrocomercial del Sur. Así surgió el Centro de Genómica Nutricional Agro–acuícola (CGNA), que funciona en las dependencias de Inia Carillanca, en Temuco, y que investiga básicamente calidad nutricional, procesos y nutrición acuícola, mezclando investigación pura y aplicada. Es decir, su labor se concentra en los aspectos considerados más relevantes para que la industria salmonera cuente con materia prima de mejor calidad y, de paso, se ayuda también al desarrollo de la agroindustria regional.
Según cuenta Haroldo Salvo, director del CGNA, la idea de este Centro, que está cumpliendo dos años de actividad, es encontrar los factores genéticos que controlen la calidad nutricional de las plantas, de modo de utilizar esta información para desarrollar biotipos de plantas que generen semillas de gran calidad nutricional, para que, en el caso de las proteínas, superen a la harina de soya importada.
Para lograr estos objetivos apuntan a la genómica –donde se aplica la proteomica, ingeniería genética, genómica funcional y análisis genómico– la bioinformática y la nutrición acuícola.
Si bien la industria del salmón usa materias primas vegetales de cultivos anuales, tales como lupino, trigo y raps, entre otros, lo que importa de ellos son la proteína, los carbohidratos y el aceite.
En el caso del aceite, lo fundamental es el omega 3, que se encuentra en gran cantidad en el aceite de pescado, el cual contiene, además, otros ácidos de cadena más larga. En ese sentido, el CGNA busca desarrollar un aceite vegetal de mejor calidad que los existentes. En ese camino ha dado con el lino. Producto estrella por su cantidad de omega 3, pero que, sin embargo, es deficiente en ácidos de cadena más larga.
Y como el lino parece muy atractivo como compuesto a usar en la alimentación de salmones, se convierte en sujeto de profunda investigación, que se concentra en cómo generar una planta de la que se pueda obtener un producto industrial que cumpla las necesidades, tanto de la agricultura como la acuicultura. Incluso van más allá, también estudian cómo compensar sus deficiencias cuando se utilice en nutrición acuícola.
Ahora, cuando se trata de proteína, la investigación se orienta a conocer más acerca de su digestibilidad; y en el caso de los carbohidratos, principalmente su capacidad aglutinante.
Pero no sólo de lípidos, proteínas y carbohidratos se preocupan en el CGNA.
Los factores antinutricionales también son temas de estudio, por ejemplo, alcaloides, fibra, fitatos, alfa–galactosidos, etc., los cuales, al contrario del alimento de origen animal, están más presentes en los de origen vegetal, por lo cual es importante determinar sus niveles y buscar fórmulas para que su intervención sea menor.
Paralelamente a todas estas investigaciones se estudia la disponibilidad de recursos o proyectos financiados para poder generar resultados en el corto plazo.
En el Centro están seguros de que a futuro tendrán que realizar transferencias de, por ejemplo, un nuevo cultivar y el manejo de éste para generar el producto que se quiere. Lo mismo ocurrirá a nivel de dietas en acuicultura o procesos industriales para la generación de nuevos productos, donde la unión con la industria de alimentos es fundamental.
"Si se pretende que Chile sea líder como potencia alimentaria, a nivel regional, al menos, se debe transformar a la Araucanía en la protagonista de la producción de materias primas vegetales de primera calidad, lo cual es muy relevante para convertir el mercado interno de cultivos anuales en un mercado de exportación a través de la carne de salmón y productos nutracéuticos como los subproductos del procesamiento", señala Haroldo Salvo, de Inia Carillanca.
[FUENTE: El Mercurio]
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