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    martes, 19 de junio de 2007

    Certamen nacional: Tres investigadoras ganan premio a su talento científico y "empuje"

    Postularon 100 candidatas de "excelente nivel", según indicó un exigente jurado científico.

    Cada una recibirá este miércoles $5 millones en una ceremonia que se celebrará en la Biblioteca Nacional

    Tres felices chilenas llegarán este miércoles a la Biblioteca Nacional como ganadoras de la primera versión en Chile del Concurso L'Oréal-Unesco, patrocinado por la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt).

    Tuvieron que pasar la exigente mirada de un jurado que analizó sus "talentos científicos". Postularon 100 investigadoras. Las elegidas, dos de ellas antes reconocidas por las becas Presidente de la República y de Conicyt, recibirán cada una $5 millones para apoyar sus doctorados.

    El jurado fue presidido por la científica Gloria Montenegro, la primera ganadora del certamen internacional cuando éste comenzó en 1998. Lo integraron el presidente de la Academia Chilena de Ciencias, Servet Martínez; la directora de Unesco Chile, Rosa Blanco; la Premio Nacional de Ciencias 2006, Cecilia Hidalgo, y la timonel de Conicyt, Vivian Heyl.

    Leyla Cárdenas (32)
    Bióloga marina

    La vida de Leyla es de locos. Pero no como usted lo piensa. Ella se ha especializado en aquel molusco endémico que yace en las aguas de Chile y Perú, científicamente conocido como Concholepas concholepas.

    Ha estado ligada al mar desde su infancia. Nació en Aisén. Con su abuelo Efraín, pescador artesanal, comenzó su amor por la biología marina. A sus 16 años, partió a estudiar a Valdivia, a la Universidad Austral. Su tesis de pregrado fue sobre la marea roja y las toxinas que viven en simbiosis con las microalgas productoras de estas temidas aguas.

    Cuando se tituló, la contactaron de la Universidad Católica de Chile como investigadora asociada. Durante dos años estudió el jurel y las algas. Allí fue donde comenzó su actual pasión por los locos. De hecho su doctorado en curso está centrado en la historia biogeográfica pasada y presente de la especie marina.

    Para realizar dicha investigación contó con la ayuda de los pescadores artesanales amigos de su abuelo, quien falleció el 2005. Recogió muestras a lo largo de 7 mil km de costa, en playas rocosas y mar adentro, donde buceó.

    "Mi tesis propone evaluar el efecto de la historia de vida y factores ambientales del loco en su actual rango de distribución", agrega.

    Con orgullo dice ser "la única ecólogo molecular experto en Chile". Su trabajo de investigación se ha traducido en publicaciones internacionales.

    Por ahora quiere realizar un posdoctorado en un país anglosajón, para perfeccionar sus estudios y el inglés. Mientras tanto, se da el gusto de recibir ofertas. Su marido Jacob, bioquímico, y su hija, Francisca, también la quieren apoyar en su nueva aventura.

    Patricia Cid (41)
    Enfermera

    Patricia Cid siempre se cuestionó cómo ayudar a la gente para que tenga una mejor vida. Por eso no vio otra opción que la de estudiar enfermería. Pero, al poco andar, se dio cuenta de que no bastaba con cuidar a las personas para que mejoraran su salud.

    "Tenía que conocer sus estilos de vida", comenta. Y ese fue el tema elegido para su tesis de magíster en 2002.

    Desde entonces sus investigaciones han pasado por la inteligencia emocional, los estímulos cognitivos y las escuelas psicológicas asociadas a las modificaciones del comportamiento central en salud.

    "La autoestima y la percepción influyen mucho en el comportamiento de las personas", explica. En uno de sus estudios, averiguó que los jóvenes universitarios sucumben al alcohol y al tabaco por una conducta social imitativa y de estrés.

    Y aunque su trabajo ha implicado estar inmersa en realidades difíciles como el alcoholismo, violencia intrafamiliar y maltrato infantil, el sanar estas conductas es lo que la mueve. "Es una cruzada difícil que he ejecutado a través de proyectos en la universidad, ministerios, municipalidades y la OEA", precisa.

    Ahora en su tesis de doctorado prepara un programa de intervención para mujeres fumadoras de 20 a 40 años. Las eligió porque son las que crían a los hijos y pueden contribuir a sus conductas futuras.

    "Usamos modelos para averigar cuán dispuestas están a hacer el cambio de conducta. Hay cuatro etapas para intervenir. Cuando identificamos en cuál están es más fácil actuar", agrega.

    Asegura que en todo su esfuerzo ha estado acompañada por sus hijos Daniela (13) y Rodrigo (11), y por su marido Agustín desde hace 16 años. Su próximo rumbo: seguir investigando las conductas adictivas.

    Carolina Parra (29)
    Física experimental

    A sus 29 años, Carolina Parra no es una chica cualquiera. Sus intereses apuntan a la nanotecnología, la vista atómica de la materia y a la música como placer. Tampoco debemos olvidar a su pololo, Daniel, ingeniero ambiental.

    Ambiciona ver los átomos. De hecho, para su tesis doctoral trata de visualizarlos a través de un microscopio de efecto túnel, instrumento que revela estructura de átomos y partículas.

    Pero no todo en la vida de Carolina ha sido tan high-tech. Sus inicios fueron difíciles. El mejor reflejo de ello son sus múltiples becas que la han ayudado a avanzar desde la enseñanza básica hasta su beca de doctorado. Son seis en total. Y tampoco se quedó con eso no más. Casi siempre acompañó su esfuerzo intelectual con trabajos esporádicos como el de telefonista o ayudantías, todo lo que fuese necesario para apoyar sus estudios.

    Hoy, está enfocada a estudiar las superficies de "nanomateriales" para conocer sus propiedades y su utilidad práctica. Está entusiasmada con las que son magnéticas, muy útiles en la computación. Leer el código binario depende de esto.

    Su investigación la combina con cursos de inglés y de flauta traversa, instrumento musical que según ella "la serena como ninguna otra cosa en su vida". Es de la capital, pero vive en Valparaíso desde 2003. Su doctorado tarda, como cualquier otro en física experimental, cinco a seis años.

    ¿Y qué hará con la plata de su premio? No lo que haría una chica cualquiera: "Compraré muestras cristalinas y equipos para mejorar la calidad de las imágenes", dice. También hará un poco de turismo, pero tampoco cualquiera: "Viajaré a Brasil para observar unos materiales y asistir a congresos", precisa.

    [FUENTE: El Mercurio, Lilian Duery]

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