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    domingo, 11 de mayo de 2008

    ESTAMOS NEGATIVOS

    Los periodistas dedicados a la comunicación de la ciencia y la tecnología, hemos insistido en los aspectos negativos que afectan a nuestra comunidad científica y no hemos alardeado de los avances ya realizados.

    Conversando hace unos días con un destacado matemático, noté la ofuscación que existe en algunos científicos nacionales por el mal trato que los periodistas le hemos dado al sistema nacional de ciencia y tecnología.
    De hecho, en esta tribuna yo misma he calificado de lentos los avances que el país está dando en esta materia, porque es verdad que desde la autoridad faltan anuncios concretos en torno a la política científica o a la -mal llamada- “estrategia de innovación” (porque en verdad debería ser una estrategia de ciencia, tecnología e innovación) con la que vamos a contar en los próximos doce años. Pero no es menos cierto que hay un grupo muy calificado que está trabajando en esta “estrategia” y que ya entregó una propuesta de cómo Chile debe orientarse hacia una economía del conocimiento como fórmula para el desarrollo del país. Me refiero al grupo de ministros, científicos, educadores, empresarios, ingenieros y sociólogos que hoy preside Eduardo Bitrán (antes liderada por Nicolás Eyzaguirre) y que integra el Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad.

    Me importa mucho la opinión del matemático con el cual hablé la semana pasada. Servet Martínez es Premio Nacional de Ciencias. Es miembro de varias sociedades del saber en Chile, en Latinoamérica y en Francia. Es autor de numerosos libros y publicaciones. Y también es miembro de este consejo asesor presidencial que recién mencioné, el cual desde el 2005 crea una estrategia para que Chile sea competitivo en la ciencia, la tecnología y la innovación.

    Los periodistas dedicados a la comunicación de la ciencia y la tecnología, hemos insistido en los aspectos negativos que afectan a nuestra comunidad científica. Cuando tenemos espacio en los medios, repetimos en nuestras notas que el presupuesto para la inversión en ciencia y en tecnología no se ha duplicado desde el escuálido 0,68% del PIB como lo prometió el ex Presidente Ricardo Lagos. Criticamos que pese a ser de alta calidad, la masa crítica de científicos es muy reducida y que hay carencias en la formación de capital avanzado en estas materias. Insistimos en que la aprobación del incentivo tributario que subsidia la inversión privada en investigación y desarrollo, no es suficiente. Titulamos con frases como “Al gobierno le falta rayar la cancha a la ciencia”, etcétera.

    Todo esto es cierto, pero poco hemos escrito o comentado acerca de los enormes avances que ha tenido nuestra ciencia y nuestra tecnología. Tampoco nos hemos referido a la enorme capacidad científica de nuestra comunidad de investigadores, capacidad medida en publicaciones, patentes, en premios internacionales, en influencia en el bienestar de Chile y del mundo.

    No escribimos, ni hacemos notas en televisión, ni comentarios en la radio acerca del incremento en el financiamiento de la investigación en diversas áreas de la ciencia y de la innovación. Tampoco informamos a cabalidad el aumento que, en lo que va del año, ha registrado la participación de las universidades privadas en proyectos de investigación, ni la considerable presentación de proyectos de investigación regionales.

    Ni siquiera alardeamos -y podríamos hacerlo- de la excelente calidad de iniciativas que postulan al financiamiento -vía concurso público- de la Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología (Conicyt) y del Programa Iniciativa Científica Milenio. Sólo a veces informamos sobre las actividades de divulgación de ciencia y tecnología que día a día cubren al sector escolar nacional.

    Estamos negativos. Y no debiéramos estarlo. Falta presupuesto para la investigación y el desarrollo, pero éste ha crecido notablemente mientras aumentan año a año los recursos derivados del impuesto específico a la minería y que se utilizan en innovación. Aún la inversión en investigación de parte de las empresas es débil, pero al menos éstas ganaron una franquicia tributaria para fortalecerla. Faltan estudiantes de doctorado, pero han aumentado las becas para generar en Chile una sólida base científico-tecnológica al 2010. El número de publicaciones y patentes generadas en el país es típica de países en desarrollo, pero el impacto de ellas es muy relevante a nivel mundial. La gran comunidad científica convive en Santiago, pero se hay esfuerzos continuos y crecientes para descentralizar y promocionar las capacidades de investigación científica y tecnológica en cada una de las regiones del país.

    Repensemos nuestra forma de referirnos a la ciencia y la tecnología. Sería prudente aportar al mejoramiento del sistema también desde los avances ya realizados.

    [FUENTE: Radio Universidad de Chile, Paula Zañartu]

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