Agenda de innovación
Es lógico que queramos avanzar rápido y resulta sano que nos pongamos metas cada vez más altas. Lo que no debemos olvidar es que en esta materia estamos perfeccionando una política nacional y, simultáneamente, materializando grandes avances.
En el apremio con que hoy en Chile se plantea la necesidad de convertirnos en un país más innovador, parece olvidarse que nunca en nuestra historia habíamos desplegado tal cantidad de recursos y llevado adelante tantas iniciativas en pos de esto.
Es lógico que queramos avanzar rápido y resulta sano que nos pongamos metas cada vez más altas. Lo que no debemos olvidar es que en esta materia estamos perfeccionando una política nacional y, simultáneamente, materializando grandes avances.
La relación universidad-empresa se ha afianzado con la constitución de 18 consorcios tecnológicos a partir del 2005, en áreas como la vitivinicultura, la genómica forestal y la fruticultura. En total, suman 36 grupos de investigación, 110 empresas, 14 asociaciones gremiales y 9 entidades internacionales, que llevan adelante investigación, desarrollo e innovación de altos estándares.
Las empresas más pequeñas son apoyadas por más de 90 nodos tecnológicos, formados hace un año, que asesoran y capacitan a las mipymes para que incorporen innovación en sus procesos y productos. Esta red de instituciones privadas, presente en todo el territorio y mayoritariamente en regiones, ha hecho posible atender a casi 11.000 empresas anualmente, cobertura que jamás habíamos logrado como país en transferencia tecnológica.
Gracias a los fondos del impuesto específico a la minería también hemos podido reforzar el financiamiento público a la innovación empresarial, de manera de compartir el riesgo de esta actividad. Sólo este año se han financiado proyectos innovadores por $17.000 millones. Un 60% ha sido aportado por las empresas, lo que muestra el compromiso privado en esta inversión.
La innovación está aquí: En la discusión pública, en los medios de comunicación, en los seminarios, en el mundo académico, y ciertamente en nuestras empresas, que han aprovechado crecientemente los engrosados fondos públicos que, como país, decidimos destinar a este fin.
Enormes desafíos
Esto en absoluto significa que no nos queden por delante enormes desafíos. El gran reto que comienza el 2008 es la focalización del esfuerzo innovativo en clusters identificados como de mayor potencial de crecimiento en la próxima década, a fin de cerrar las brechas de competitividad identificadas por el Consejo Nacional de Innovación.
Acabamos de conformar el consejo estratégico público-privado del cluster de offshoring, en el convencimiento de que a través de la articulación de todos los actores relevantes seremos eficaces en apoyar el crecimiento y expansión de esta emergente industria. Iniciativas similares se verificarán en otros cuatro conglomerados.
A ello se sumará la puesta en marcha de líneas de capital de riesgo, autorizadas por la ley MK2; la internacionalización de la innovación, con estudios prospectivos y plataformas de atención en los mercados de destino de nuestras exportaciones; el diseño del mecanismo de crédito tributario para las actividades de I+D, hoy en discusión en el Parlamento.
[FUENTE: El Mercurio, Carlos Álvarez]
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