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    lunes, 2 de abril de 2007

    Gente que cambia Chile

    Son innovadores. Tuvieron una idea, la desarrollaron y lograron éxito. representan, en rigor, el espíritu del nuevo país que no se queda dentro de sus fronteras, sino que se proyecta e impacta en los mercados del mundo. Una silla diferente, una crema de propiedades increíbles, un diseño de casas único o la modernización de un rígido sistema de enseñanza son ejemplos que pronto aparecerán en el libro Innovación made in Chile, de País Digital y la Cámara de Comercio de Santiago.

    Innovar es alterar. Así de provocador es el concepto. Tan riesgoso como necesario para avanzar, sobre todo en el mundo globalizado y lleno de alta tecnología. Los cambios quedan obsoletos en cuestión de años o hasta de meses. Versiones 1.1, 2.3, 5.5 y afuera: un nuevo cambio más revolucionario y eficaz que el anterior, sin miedo a romper tradiciones o el statu quo. "O cambias a esa velocidad o te mueres", parece gritar este nuevo concepto.

    Un innovador es una herramienta eficaz en la producción y en las ganancias, y un sujeto de mérito. Un visionario, un hombre o mujer que supo arriesgarse.

    Un caso: la familia Bascuñán, ejemplo perfecto de innovación. Ellos son los responsables de la famosa crema elaborada sobre la base de la baba del caracol, un producto que se convirtió en una revolución cosmetológica a nivel mundial. "Habíamos vuelto de Francia, en la década de los ochenta, y unos franceses nos habían pedido tener un criadero de caracoles chilenos, porque a ellos les encanta su carne", relata Fernando Bascuñán. "Mi esposa y algunas señoras que trabajaban con ella eran la fuerza laboral que había para que el negocio prosperara. Pero de pronto los franceses nos pidieron unas cantidades enormes de caracol que no estábamos en condiciones de entregar. Entonces llegó un comentario de mi mujer".

    Ese comentario tenía que ver con un pequeño detalle: su esposa y las demás operarias debían manipular las jaulas de los caracoles y se cortaban constantemente las manos, pero jamás se infectaban las heridas. Su mujer se dio cuenta, además, que sus manos estaban más lozanas que nunca. Lo que tenían enfrente era una mina de oro.

    "Al tiempo mi hijo, que estudiaba Medicina en ese momento, comenzó a hacer unos estudios. Descubrió que lo que producía ese efecto en la piel era la baba. Y comenzaron a hacer un ungüento en la casa, para nosotros, para algunos conocidos. La crema sobre la base de la baba de caracol estaba lista. No era diferente a la actual, pero sólo la conocían a dos cuadras de mi casa".

    Una innovación sin una mente emprendedora sólo se queda en un rincón de la casa, y se añeja hasta que otro llega primero. Lo que hizo Fernando Bascuñán fue dar el siguiente paso: ya su esposa y su hijo le habían entregado el producto, pero faltaba que él dejara su trabajo y se dedicara con todo a crear una empresa y hacerla conocida: Elicina. Buscó y buscó, y se dio cuenta que la crema era original en el mundo, que a nadie se le había ocurrido antes, o nadie hizo el trámite antes que él.

    "Queremos ampliarnos. Sabemos que ya hay otras empresas que ofrecen el mismo producto. Antes nos preocupaban, pero ahora no porque somos los primeros. Y como somos los primeros, también podemos evolucionar. De eso se trata este trabajo".

    Ideas Made in Chile
    La Cámara de Comercio de Santiago y la Fundación País Digital se dieron cuenta hace un tiempo que Chile ha contado con esa clase de emprendedores, que no sólo han innovado a nivel local, sino que sus cambios han golpeado al resto del mundo. "La innovación es un cambio radical que genera valor", explica Claudia Bobadilla, gerente general de País Digital. "Hablamos de innovaciones que estamos dispuestos a pagar. Allí existe un valor económico que hacer crecer a Chile".

    Dicho de otra manera: los que antes era visto como personas extravagantes, outsiders, ahora son la punta de lanza de un Chile atractivo para los nuevos mercados. "Ahora el tema parece ser mirado desde otro punto de vista", interviene George Lever, gerente de estudios de la Cámara de Comercio de Santiago. "Se cree que en Chile no hay innovadores, y efectivamente los hay, pero el ambiente es hostil. Cuesta que se desarrollen, que sus ideas lleguen a hacerse realidad".

    País Digital y la Cámara de Comercio determinaron que la mejor forma de promocionar a estos innovadores era editando un libro, Innovación made in Chile, 2007. La publicación, auspiciada por Microsoft y el Banco Santander, será una especie de nueva postal del país y pronto estará a la venta en librerías. "Una de las cosas de las que nos dimos cuenta en este libro fue establecer que la innovación nada tiene que ver con lo último que se hace", cuenta Claudia Bobadilla. "Tampoco tiene que ver con la edad, sino que cada una de estas personas tenía claro que aquella idea produciría un cambio. Una novedad".

    El libro incluye el caso de Cristián Valdés. Arquitecto. Su innovación provino de uno de los objetos más antiguos de la civilización: la silla. Valdés logró diseñar una silla de madera original y única que, cuando se observa, se sabe perfectamente que se trata de un mueble especial. De una verdadera y genuina silla Valdés, como se la conoce. El Museo de Historia Natural de París la escogió para su mobiliario.

    "La idea no es ser original en el sentido normal de la palabra, sino que las cosas tengan origen, que es muy distinto", cuenta Valdés. ¿Qué significa eso? "Que las cosas se hagan por algo, que haya un motivo, algo que las inicie. Que comiencen desde tu punto de vista, porque si se hace desde el punto de vista de otra persona, o de una cosa conocida, o de un lugar común, no tiene nada de nueva la cosa".

    Cristián Valdés logró mutar este objeto inalterado y le introdujo novedades: nuevas formas, otras técnicas de fabricación (como se hacían las antiguas raquetas de tenis) y apareció una obra que no tenía similitudes con otras cientos o miles de sillas diseñadas en la historia. El efecto innovador fue certero:

    "Hicimos una prueba y se rompía, otra y se rompía, otra y se rompía", recuerda Valdés. "A raíz de eso surge la forma de la silla. Tiene unos huecos que se abren en la zona de mayor esfuerzo. Es, como quien dice, una manera de sacarte el problema de encima. Y nace de esta experiencia que te estoy contando".

    Pregunta inédita

    Cada innovación juega un papel especial en un mundo específico. Como el caso de Alejandro Aravena y Elemental, su Doing Tank, que cambió la forma de enfrentar el delicado tema de la solución habitacional. Aravena y su grupo lograron convertir el tradicional concepto de vivienda social en una inversión con posibilidades de revalorización. Un nuevo diseño de las casas y un mejor nivel de vida en las poblaciones.

    "Cuando tienes una pregunta inédita te das cuenta que estás dando el primer paso para hacer un cambio y resolver un problema", explica Aravena.

    Las primeras viviendas las construyeron en Iquique y pronto se han ido replicando en otras ciudades del país. Este diseño, distinto, que integra las ventajas de la casa y el edificio, les permite a sus dueños ampliarse y mejorar o mantener el valor de sus propiedades.

    Hay, también, innovadores que mueven países enteros (como la Teletón), o que alteran los paradigmas científicos (como la autopoiesis de Humberto Maturana), o avances tecnológicos (como el martillo neumático). Todo tiene un grado de progreso revolucionario en su área.

    "¿Qué es innovación?: es pensamiento divergente", explica Fernando Naussbaum, un ingeniero que ha implementado clases on line en diversos colegios. "Hay que estar abierto a más elementos que pueden ser en un primer momento ilógicos, pero que en definitiva ayuda a afrontar los problemas de otra manera. Y los vas resolviendo. Tienes que estar abierto a las posibilidades. Cuando eso pasa, estás más cerca de cambiar las cosas. Y que esos cambios no sólo sean un aparato, sino que una nueva forma de ver las cosas".

    Naussbaum y Florencia Gómez están a cargo de Edunova UC, un proyecto que busca que las nuevas tecnologías entren a las salas de clases. Pero si tan sólo fuera ese el objetivo, sería pecar de simples. Lo que ellos se proponen es un cambio educacional más profundo.

    "Los niños aceptan rápidamente el modelo", cuenta Florencia Gómez. "Pero muchas veces nos encontramos con gente joven que se niega consciente e inconscientemente a la innovación. La enseñanza en Chile, por diseño, no permite evolucionar. Y la idea, más allá de que la tecnología ingrese a las salas de clases de una manera sencilla y efectiva, es que cambie el método de enseñanza rígida, en donde los niños son unos meros receptores pasivos y los profesores unos seres que se limitan a entregar información. Hemos visto que con este modelo las cosas han cambiado de manera profunda".

    Profundidad. La innovación busca estas pequeñas cuñas para avanzar y hacer de un pequeño cambio, un camino sin vuelta atrás. Una alteración tan fuerte, que el paso siguiente sea inevitable.

    [FUENTE: El Mercurio, Luis Miranda & Gonzalo Pizarro]

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