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    lunes, 12 de marzo de 2007

    Investigación biotecnológica forestal ¿Cuál es el camino?

    Hay consenso en que el desarrollo biotecnológico es fundamental para el negocio forestal. Pero la duda es cómo hacerlo: ¿investigación pura o comprar desarrollos?

    Suena a cliché, pero es la pura verdad. Las forestales chilenas ya no pueden seguir dependiendo de las ventajas naturales, como el rápido crecimiento del pino insigne, o del apoyo gubernamental para las plantaciones recibido hace 30 años. Ante la fuerte competencia internacional, si la industria nacional quiere seguir siendo un actor importante a nivel mundial, debe generar madera lo más barata posible - ya que es la materia prima del resto de los insumos forestales- haciendo que los árboles crezcan más rápido o que tengan mejores características.

    Ahí juega un papel esencial la investigación biotecnológica, tarea que el sector está enfrentando a través del Consorcio Forestal, que une a privados, sector público y académicos y que cuenta con un importante aporte estatal. Sin embargo, el funcionamiento del Consorcio no los tiene a todos contentos. Arrecian las críticas de los distintos actores y hablan desde que los montos para investigación son muy bajos hasta que no se ha definido el tipo de investigación que se debe hacer, si pura o aplicar la existente.

    La preocupación por conseguir avances biotecnológicos no es de ahora. Las dos principales forestales del país - CMPC y Arauco- hicieron sus primeros trabajos en genética forestal hace 30 años. Hace 10 comenzaron sus investigaciones, cuyos resultados fueron mayoritariamente de uso interno. El panorama cambió en los últimos años, después de que todos los involucrados en el tema pidieran un coordinador. El Estado asumió el papel y aumentó los fondos para investigación biotecnológica, siempre que cumplieran una exigencia: formar consorcios de investigación.

    Se creó entonces el Consorcio Genómica Forestal, que componen las forestales Arauco y Mininco, Fundación Chile, Universidad de Concepción y Cetfor, empresa que surgió al alero de la Universidad Austral. El aporte estatal para el Consorcio se elevó de uno a cinco millones de dólares, cifra que, aunque parece importante, se achica notoriamente al compararla con el exterior: ese monto equivale al presupuesto anual de un laboratorio universitario de EE.UU.

    Reinventar la rueda

    Pero al aumentar los recursos, la Corfo no marcó el rumbo de hacia dónde enfocar el trabajo y no definió en qué tipo de investigación - aplicada o pura- debía centrarse. Quedó así abierta la polémica. Para algunos, lo lógico es partir de lo que existe en el exterior y adaptarlo al país. "En el sector forestal chileno no hay cultura de transferencia. Todos quieren inventar la rueda de nuevo, y la posibilidad es tan mínima como ganarse la lotería. Si los gringos invierten 100 veces más y lo que encuentran lo patentan, nos conviene pagarles el royalty y usar sus adelantos para nosotros investigar a partir de ahí. Pero no, aquí se privilegia la investigación pura, ¡pura!", señala Aldo Cerda, gerente Forestal de Fundación Chile.

    Otros, en cambio, estiman que sin investigación básica no hay punto de partida. "La investigación es una; no puede hacerse la aplicada sin la básica", sostuvo uno de los gestores del proyecto, el entonces director del Centro de Biotecnología de la Universidad de Concepción, Martín Zilic.

    Qué hacer con los resultados de la investigación es otro problema. "Los investigadores todavía imponen su velocidad y no entran en la lógica comercial. En vez de arrendar equipos, quieren tener los propios. Lo único que les interesa es publicar. No entienden que la información que obtienen es para beneficio de la empresa, entonces no se puede publicar", plantea Aldo Cerda.

    Por su parte, los académicos sostienen que el Consorcio funciona con una visión aplicada, pues, como dice Fernando Droppelmann, investigador de la Universidad Austral, el sistema de administración está establecido como una empresa, por lo que en definitiva lo que se hace obedece a las necesidades de los socios.

    Otro cuestionamiento es que a través del Consorcio, a las grandes forestales les saldría más barata la investigación. El problema de esto es que terminado el plazo de cinco años en que se dispondrá de los fondos estatales, los privados se retirarían y el organismo se quedaría sin recursos. Eduardo Rodríguez, gerente general de Bioforest, centro de investigación de Forestal Arauco, es más optimista. "En el Consorcio estamos trabajando para contar con capacidades físicas y profesionales de alta especialización en genómica forestal, que debieran ser capaces de ofrecer al sector forestal chileno e internacional soluciones tecnológicas en esta área, lo que significará una importante demanda por servicios para el Consorcio", afirma.

    Lo concreto es que el sector dispone de plata que de no ser bien usada, no rendirá toda la madera que se requiere. Y entonces, ¿podrán los chilenos encontrar y modificar a su antojo el mágico gen del crecimiento de los pinos?

    ¿Investigacion pura o transferencia?

    Daniel Contesse (CMPC): "En varios aspectos, la transferencia se hace muy difícil o imposible. En otros, donde se puede capitalizar el conocimiento y la experiencia internacional, así se ha emprendido".

    Eduardo Rodríguez (Arauco): "No sólo hay que realizar nuevos descubrimientos, sino también generar nuevas aplicaciones a lo que han desarrollado en otras latitudes".

    Fernando Droppelmann (U. Austral): "Existen muchos ejemplos de transferencia, hay un permanente intercambio con EE.UU. y otros países, pero traspasar material genético es otra cosa"

    Andrea Catalán (U. de Concepción): "Las transferencias son necesarias para optimizar nuestra investigación aplicada. Sin embargo, nuestro país tiene la obligación de contar con la debida autonomía en investigación".

    Primeros resultados

    El Consorcio lleva un año funcionando y se ha enfocado a cuatro proyectos para el pino insigne y el eucaliptus. Para fines de año esperan generar los primeros resultados, referidos a la caracterización de clones extremos, funciones de predicción para habilidad pulpable y resistencia al frío, entre otros.

    Según la gerenta del Consorcio, Andrea Catalán, los resultados se aplicarían en la etapa de propagación de las plantas, permitiendo seleccionar las mejores para un sitio y un producto determinado.

    "Era hora de emprender iniciativas como ésta para implementar adecuadamente los trabajos que cada empresa lleva a cabo en estas materias", dice Daniel Contesse, gerente de Silvicultura de Forestal

    [FUENTE: El Mercurio, Carmen del Villar]

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