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    jueves, 1 de febrero de 2007

    Chile a 15 años: Habrá energía para todos en la estrategia de innovación

    Habla Nicolás Eyzaguirre: el timonel de esta política de crecimiento dará un remezón al actual sistema. No habrá compartimientos estanco, todos competirán por igual, pero por la excelencia.

    "Me siento como Al Gore", expresa Nicolás Eyzaguirre, al mando del Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad (CNIC). Anuncia: "sin innovación, de calidad y ahora, Chile quedará estancado". Por eso, no admite fracaso en la estrategia que elabora el CNIC a 15 años plazo para convertirnos en un país desarrollado y duplicar el ingreso per cápita.

    Entrevistado por "El Mercurio", dio los elementos clave que arman esta política.

    Eyzaguirre dice que por ahora "tiene un sólo sombrero puesto, el de la innovación". Pero no puede aún definir si sigue o no a cargo del CNIC una vez que éste opere por decreto. Probablemente otro quede a cargo, dice. No renuncia, el tema es su pasión actual. En un escenario distinto, se avizora como asesor internacional, lejano a la política y asuntos públicos.

    Energía para todos

    La distribución de los fondos será transversal. Habrá una mirada adicional a 11 sectores con potenciales de desarrollo, pero sin despriorizar el resto.
    Como el total de inversión en investigación y desarrollo aumentará unas cinco veces, nadie con credenciales puede temer quedar sin recursos, dice.
    Reconoce dos niveles de investigación: uno de ciencias básicas, financiado por el Estado; y otro de ciencias aplicadas, co-financiado por el sector privado.
    Los investigadores podrán moverse libremente en uno de los dos buzones de proyectos. Competirán, según su excelencia, los mejores grupos de universidades o centros privados.

    El "conocimiento tácito", el generado en investigaciones abiertas, y la formación de jóvenes científicos, será esencial. Aquí importará la efervescencia intelectual de un país y la transmisión del conocimiento a los jóvenes para que éste no quede envasado en publicaciones.
    No habrá vías alternativas a las actuales agencias que administran los recursos del Estado para asignar fondos a las investigaciones. Conicyt, por ejemplo, estará más dirigido a la ciencia básica; Corfo, a la aplicada.

    Sí habrá reestructuración del sistema científico base si fuere necesario. Cada una de estas agencias será profundamente revisada para asegurar su inserción en la estrategia y el cumplimiento de los nuevos objetivos. Esto incluye nexos con regiones para aprovechar capacidades.
    Tal como lo hicieron Corea y Singapur, se resolverá la inmigración selectiva de doctores o posdoctorados ante la falta de capital humano en algunas áreas.

    Atento al pillo

    Habrá evaluación permanentemente, interna y externa al CNIC que eviten "innovaciones disfrazadas". El CNIC, que sugerirá, y no administrará recursos, cuidará que en los proyectos "no se pase gato por liebre".
    También el CNIC procurará que "no haya manotazos a los fondos". En el Consejo habrá pesos y contrapesos para no arrancarse con los tarros. A los miembros con conflictos de interés se les pedirá abstenerse en las propuestas que los toquen. Se aceptará consejeros con intereses creados porque son ellos los que conocen los temas en la prácitica.
    La transparencia será constante: incluyendo la comunicación de logros y fracasos.

    Ojo para el mercado

    El Estado complementará, pero no sustituirá al sector privado. Es éste el que tiene más posibilidad de "apropiar", o sea, de sacar un producto que tenga valor en el mercado. Varias señales e instrumentos pavimentarán el ingreso del sector privado a la innovación, dice.
    Uno de ellos será el financiamiento basal, que asignará recursos directos a grupos de investigadores que demuestren un buen nivel de trabajo para que lo hagan tranquilos. Habrá monitoreo, por supuesto.

    Empresas que enfrenten problemas comunes podrán formar consorcios para compartir riesgos en la proposición de investigaciones. Para estas situaciones y otras, la estrategia de innovación establece dos vías: optar al subsidio estatal, que evaluará caso a caso, o a la exención tributaria, proceso automático. En esta conexión entre empresas e investigadores, se crearán leyes para estandarizar los contratos de propiedad intelectual.
    En esta interfaz entre el sector productivo y los centros de investigación, los "brokers tecnológicos", como los existentes en Australia, agilizarán el proceso.

    Son consultores que "olfatean" innovaciones; necesidades y posibilidades. Serán nexos en esta asimetría de información entre dos mundos distintos y negociadores de buena fe en los contratos de las licencias. "A nada, en toda mi vida", declara Eyzaguirre, "le he dedicado tanto esfuerzo como a esta tarea de la innovación". Los pasos de la estrategia se irán acordando con la realidad del momento. Entre tantos actores, incorporará también a los think tanks de los partidos políticos. "

    [FUENTE: El Mercurio, Lilian Duery]

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