Propiedad intelectual, dos dos caras de una misma moneda
Chile tendría que estar en alerta y trabajando luego de que el Gobierno de Estados Unidos lo incluyera en la Lista de Observación Prioritaria por falta de protección a la propiedad intelectual.
Este tema debería preocuparnos, puesto que la propiedad intelectual hoy es una parte del comercio internacional, normada como los aranceles o los aspectos fitosanitarios.
La falta de protección no sólo daña nuestra imagen ante los socios comerciales, al no brindar adecuada protección a sus innovaciones e invenciones, sino que, al desconocer la propiedad intelectual en nuestros propios productos, perdemos a cada momento oportunidades de agregar valor y de convertirnos en un país con mejor tecnología.
En el ámbito de la agricultura y de los alimentos, numerosas categorías de derechos intelectuales pueden ser utilizadas para aumentar el valor y obtener propiedad privada sobre las innovaciones y creaciones. Es posible incorporar marcas comerciales, patentes de invención, denominaciones de origen e indicaciones geográficas, variedades vegetales, y hasta derechos de autor en un producto como una fruta o un vino. Exitosas industrias que han logrado consolidarse como la del automóvil o de la electrónica se sustentan en la propiedad intelectual y no habrían crecido sin ese factor.
Luego de los minerales, nuestra segunda gran fuente de exportaciones es la agroindustria, agricultura y alimentos. Chile quiere ser y avanza para constituirse en una potencia y un exportador líder en estas áreas. Pero no hay cabida para dicho liderazgo sin propiedad intelectual, ya que la innovación protegida es la clave probada que ha llevado a industrias y países a tal condición.
Además, no hay cabida para exportaciones de las industrias que infrinjan la propiedad intelectual que aseguran las normas de la OMC. Pueden ser objeto de medidas en frontera; esto es, medidas en aduanas para detener productos ilegales. En nuestros principales mercados de exportación, partes de plantas, como frutas, flores o incluso alimentos, pueden infringir la propiedad intelectual. El conocimiento de este peligro ha motivado el interés en el ámbito agrícola en la propiedad intelectual y en regularizar situaciones. Y eso irá en aumento.
Desde el punto de vista de la propiedad intelectual Chile sorprende. Ha sido audaz y veloz para firmar compromisos en esta materia, incluyendo capítulos del tema en tratados de libre comercio. Es más, dentro de esos capítulos nuestro país se ha comprometido a suscribir numerosos tratados de propiedad intelectual, pero en la práctica no ha sido un tema fácil y figuramos en la lista de vigilancia prioritaria.
La otra cara de la moneda es que se está invirtiendo y trabajando para construir y promover lo que se ha denominado una "imagen" y una "marca país". Se ha destinado un importante presupuesto y esfuerzos a este fin. Justamente esta promoción país se funda en conceptos de propiedad intelectual.
Chile confía y se beneficia del respeto que terceros países y empresas tendrán por su eslogan, su marca país, y los productos y servicios a los cuales se está agregando. Sin duda, cualquier vulneración, falsificación o medida que afecte a esta marca país nos obligaría a ponernos en el lugar de quienes sufren por análoga razón y a comprender las necesidades y los reclamos de otras industrias y países. Cara y sello de una misma moneda: la propiedad intelectual.
Nuestra imagen retrocede al aparecer Chile en la Lista y la tarea pendiente es trabajar y destinar recursos a revertir esta situación con prioridad y urgencia.
[FUENTE: Gabriela Paiva, PAIVA & CIA., Intellecta]
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